Afrocuban Anthology  
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Carlucho: la canción de la luz  

por María Esther Ortiz

Toco tu boca, con un dedo todo el borde tu boca...

Julio Cortázar[1]

 

El desagüe (plata/gelatina) s.f.

Si alguna vez, alguien hizo sentir a una mujer hermosa, intemporal; única  y viva bajo la luz que la descubre, más allá de su piel y se abre paso hacia otras luces interiores, y el paisaje de un cuerpo es sólo una frontera más hacia el misterio, una frontera que ahora parece ser más accesible, es en esta serie de fotografías titulada “Relatos desnudos”[2] que ahora se abre, libro de cuerpos, en mi mesa, mientras escribo.

 En tanto, Carlucho, pese a estar considerado entre los primeros fotógrafos que  reanudaron el discurso con el cuerpo femenino desnudo en la década de los ´80, reniega de los encasillamientos y aclara que el tema es un área o zona más de su obra. Y es cierto. Sólo que en esta zona abrió,  junto al fotógrafo Juan José Vidal y varios nuevos artistas [3],  este discurso en la fotografía cubana contemporánea de los últimos veinte años.

 En otras series y fotogramas, abordará otros asuntos, con el mismo sentido de trascendencia, intemporalidad, universalidad. Pero en sus desnudos hay una esencia de humanidad, la de esa persona solitaria que, si estuviera vestida, quizá pensaría en otro asunto, sentiría otras emociones, estaría rodeada por otros que no veríamos por estar fuera del campo de la foto... en tanto, que esa mujer sentada ante una ventana, desnuda, nos revela algo más que la simple y erótica visión del voyeur: toda la trascendencia, la reflexión, la vida interior, soberbiamente guiada por el artista hacia ese estado de intenso dramatismo donde la modelo alcanza, con una gestualidad hondamente estudiada y dirigida, una  intensa melancolía; ese instante que el artista sólo podía expresar por medio  de una técnica  muy precisa: la fotografía.

Las paradojas del arte que reiteran las paradojas vitales en este juego de luces y sombras donde añoro una foto donde vea la luz hundirse en el reflejo de las venas y los vellos del dorso de tus manos y tal vez recuerde algo que pudo suceder, cómo desear tener una foto de tus manos o un sitio donde colgar de las paredes esas fotos que no existen, o unas paredes... Y entonces, al volver hacia la mesa,  es posible mirar ese instante en que la luz-mujer se va hacia la luz-atmósfera, el recorrido de una alegoría, de algo tan leve como una memoria que nos viene en el momento en que alguien nos detiene llamándonos perentoriamente y sólo pudimos atisbar, sentir que hemos recordado algo entrañable, sosegado y que lo hemos olvidado con esa fugacidad que sólo el arte nos podrá devolver en una foto que el artista titula “Y entonces te vas”. O la metáfora breve de un haiku en “El desagüe”, torso de piedra viva, vida pétrea y por designio, femenina.  Carlucho (Carlos Vega: Cárdenas, Matanzas, Cuba, 14 de febrero de 1940) comienza a fotografiar profesionalmente a finales de la década de los ’60. En la década siguiente obtiene ya el reconocimiento a  sus búsquedas en la fotografía artística [4] y a partir de los años ’80 consolida una obra que ha sido reconocida nacional e internacionalmente. Miembro de la UNEAC, su participación en exposiciones personales y colectivas y los diversos premios obtenidos avalan el discurso estético de un creador que se ha interesado en diversos temas y que me ha entregado en una colección de imágenes que lo testimonian, un leiv motiv: la singularidad del sujeto.  La colección del artista, con obras únicas y series sobre diferentes temas, expresa el dominio en el juego de la luz, las sombras, los reflejos, las ricas gamas de los grises, la intensa fidelidad a la fotografía en blanco y negro y una poética de relaciones breves y profundas, que identifican un estilo personal, reconocible en la fotografía de un instante de espontaneidad sorprendida o en la funcional composición de un estudio. Alguna vez he mirado en tus manos este juego de luces y sombras bordeando la fina orilla de las venas, el reflejo de la luz en puntos suaves sobre los vellos, los dedos reposados, olvidados de sí... alguna he logrado compartir toda la lucidez, la atención, la sabiduría intensa de quien sabe mirar algo y verlo en su otredad, sin cegarse con la imagen de sus propios pensamientos proyectada fuera de sí.  Esa forma de mirar que trasciende de estas fotografías de Carlucho y de esos títulos que las acompañan, como pequeñas luces en sus bordes.

 

Para Jorge.

 

[1] Cortázar, Julio. Rayuela. Ediciones Casa de las Américas, 1969. Pp.43.

[2] Catálogo de la Exposición homónima....

[3] Morell Otero, Gretell y Sosa Fernández, Sandra. Palabras al Catálogo de la Exposición “Antología del  desnudo femenino en la fotografía cubana. Centro de Arte 23 y 12, abril de 2000.

[4] Mención en el Salón de Artes Plásticas Hnos. Saíz, Matanzas, 1974.